Somos de una familia arraigada en la tierra del Pallars Jussà desde hace varias generaciones, cuando el censo de los pueblos todavía se hacía por fuegos, que equivalía a decir casas y familias. Montsec ha estado presente en la vida cotidiana de mi madre, de mis abuelos y de nuestros antepasados. Ver cómo el sol ilumina, en la salida y en la puesta, toda la silueta de la vertiente norte de la montaña ha sido y es la imagen que la mirada retiene permanentemente. La tierra y el cielo se hermanan en la cima del Montsec, confundiendo, lo más cercano, con lo más elevado.

En honor de mis antepasados ​​y de la tierra que nos acoge nace el nombre de la casa rural que quiere acogerte: Montcel. La unión de dos maravillas inseparables: el Montsec y el Cielo.

Una casa llena de historia. Construida a principios del siglo 17 por el noble Onofre de Àger y de Luna, después antigua rectoría de la iglesia de Guardia y aún antes, casa de los padres de quien fue 102º presidente de la Generalidad de Cataluña, Pau d’Àger y d ‘Orcau (1659 -1662) comandante de la Orden de San Juan de Jerusalén.